AGUA Y VIDA
El agua en tiempos de la pandemia
No pretendo ser un experto en ecología, pero como médico si conozco el impacto de la deshidratación que nos afecta en el organismo y su funcionamiento.
En este proceso pedagógico que vengo teniendo con mis lectores, (Nutrición, meditación y movimiento) debo recordar que la hidratación es uno de los tópicos más importantes para lograr tener un equilibrio en nuestra higiene física y mental.
En un cuerpo sano e hidratado, el virus no encuentra un terreno propicio para multiplicarse; tomar agua frecuentemente ayuda a mitigar los síntomas en caso de contagio.
Podemos estar sin comer pero no sin beber agua
Cuando hablamos de responsabilidad social, los médicos debemos concientizar a nuestras pacientes en el cuidado de no derrochar el agua al bañarnos, al cocinar y sobre todo, en el simple hecho de lavarnos la boca. No hemos cuidado adecuadamente la tierra, por el contrario, la vamos arrasando en el camino y lo que hemos logrado es acabar con el equilibrio de la naturaleza.
La sequía es una consecuencia de la deforestación; los expertos pronostican que se va a seguir extendiendo y por mucho tiempo si permitimos que se siga deforestando y no sembramos o reforestamos ya. Del abastecimiento de agua depende la vida y la salud.
Sugiero que debemos cambiar nuestros hábitos de consumo, reducir el consumo de carnes rojas, saber alimentarnos con frutas y verduras ricas en agua para prevenir los efectos de la deshidratación; de esta manera, podemos evitar que haya más deforestación de terrenos y por ende, mas erosión, sin hablar del cambio climático.
La erosión ha llegado a extremos, no solo de generar un impacto de sequía como tal, sino que en los momentos de mayor cantidad de lluvia, esta se lleva todo por delante porque no tenemos una cobertura vegetal producto de una tierra con buenos nutrientes, infiltración y permeabilidad. El coronavirus es consecuencia también de alterar el equilibrio ecosistémico y al hacerlo, el virus no encuentra hospederos que lo puedan mantener en control, por lo que salta a diferentes animales y entre ellos, el ser humano. En lo escaso y en lo abundante tenemos problemas; es responsabilidad de todos buscar un balance natural.
La erosión se nos ve en la piel
Si tienes sed, cansancio, letargo, ganas de dormir todo el día, laxitud, disminución de la libido y un dolor de cabeza inexplicable, es importante observar cómo estás de hidratación y antioxidantes. Esto nos lleva inclusive a estar tristes, deprimidos y en muchas ocasiones, a no tener fuerza física.
Una cosa que se aprende con la “Nutriveda”, la medicina oriental en todos nuestros cursos y la experiencia diaria, es que, así como necesitamos fuerzas para vivir, para relajarnos, necesitamos estar bien de agua, oligoelementos, nutrientes y un buen nivel de antioxidación también.
Venimos de un medio acuoso como lo es el vientre materno y durante nuestra vida vamos envejeciendo en un proceso de desecación. Una simple conclusión, sin mayor análisis, es que al deshidratarnos permanentemente, envejecemos mal; podemos y debemos envejecer, pero de forma adecuada; de esta manera, seremos menos propensos a las infecciones.
“Medita, nútrete y muévete”, son los principios del eje vital de hoy en día; si todo esto lo hacemos con un cuerpo hidratado, estaremos menos intoxicados.