Endometriosis
Es la patología con más laberintos que tiene el ginecólogo, desde su causalidad aún no definida hasta la enfermedad clínicamente hablando por todas sus implicaciones tanto orgánicas como emocionales sin dejar de tener en cuenta que la padecen las mujeres (Quienes la sufren) en plena época de vida reproductiva.
Sus orígenes con un gran componente de expresión genética, tienen un comportamiento que claramente va ligado al periodo menstrual. Si el reflujo menstrual hacia las trompas de Falopio (El más estudiado de todos) el componente de una transformación celómica (Parte del peritoneo que es la bolsa que cubre los órganos intraabdominales) también se unen complejos comportamientos inmunológicos que nos ponen el reto al momento del tratamiento.
Combatir la causa y combatir el dolor, son dos aspectos inmediatos, pero el ideal es evitar el sufrimiento y la posibilidad que estas mujeres, si el compañero está sano, puedan embarazar.
La presunción diagnóstica comienza con una buena historia clínica, la paciente generalmente ha consultado varios colegas para que le mitiguen el dolor. Desde que se desarrolla su primer periodo menstrual (Menarquia) y comienza a tener dolores menstruales de grados diversos en su intensidad y duración, la mujer padece mucho. Además, no es extraño que esté acompañado de síntomas agotadores y depresivos. Determinar entre una dismenorrea primaria o secundaria (Dolor antes, durante o después del periodo) o un síndrome de tensión premenstrual con o sin disforia, es una situación retadora y el tiempo parece detenerse. Abordar la situación hoy en día no es tan difícil con un buen examen físico, exámenes de laboratorio, ecografía y laparoscopia.
El tema primordial es el manejo de la situación que debe ser multidisciplinario: Ginecólogo, psicólogo y nutriología. Una vez establecida la situación y aclarada a nivel familiar todo el cuadro clínico y sus posibles escenarios, comenzamos a dilucidar el manejo médico o quirúrgico. Depende mucho de la edad y el deseo de embarazo; si la paciente ya ha tenido sus hijos (Paridad satisfecha) parecería más sencillo, pero igual de acuerdo al estado clínico, el abordaje no es tan simple.
Oxigenar los tejidos genitales hormonales de la mujer es vital. Si bien la castración es en definitiva la cura, si es muy joven los efectos protectores de las hormonas endógenas se pierden y eso tiene consecuencias por lo tanto el ginecólogo debe ser un equilibrista para buscar un balance a favor de la salud de estas mujeres.
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