Incontinencia urinaria

INCONTINENCIA URINARIA

El silencio de la Incontinencia

La pérdida involuntaria de orina, ya sea en pequeños o grandes esfuerzos de manera inconsciente, trae como consecuencia una tragedia silenciosa, personal y social a quienes la padecen. Las mujeres tienen una probabilidad muy grande de padecerla en comparación a los hombres por su propia anatomía.

Un diagnóstico certero, teniendo en cuenta los factores predisponentes que yo he llamado el Tiridismo, nos permite una terapéutica que ayuda a mejorar emocionalmente a estas pacientes con el sufrimiento del “olor a orina en la nariz permanentemente”.

La mujer de mitad del siglo XX hasta nuestros días es una mujer diferente; su expectativa de vida le permite pasar los 70 y 80 años en condiciones mentales y sociales muy bien por los avances epidemiológicos en favor de una calidad de vida sana. Lastimosamente el cuerpo en algunos tejidos no supera la barrera de la menopausia tan fácilmente, lo que los ginecólogos llamamos “Trofismo genital”.

Por tanto, la incontinencia se presenta muy frecuentemente en nuestra consulta diaria y muchas veces este relajamiento del piso pélvico, si comenzamos a trabajarlo a edades tempranas, prevenimos esta situación desagradable.

Una de las tareas urgentes de la mujer es cuidarse mucho, prevenir las infecciones y la urgencia miccional. Estas cifras, casi epidémicas de las infecciones urinarias por los malos hábitos de nutrición, vestimenta y stress, deben ser prevenidas a tiempo y evitar la recurrencia de las mismas. Esto incide mucho en algunos casos de incontinencia. El aumento de peso, obesidad y algunos daños metabólicos son factores que generan “estados diabetogénicos,” que a la postre dañan el sistema neurológico de la vejiga con signos y síntomas de incontinencia por rebosamiento de difícil manejo, por lo tanto prevenir el sobrepeso es fundamental.

Gracias a los urólogos se ha conseguido mejorar la técnica quirúrgica para la corrección de muchas de las incontinencias urinarias anatómicas. Pero si la paciente no colabora con mejorar sus costumbres diarias, conseguir un peso adecuado disminuyendo los factores desencadenante de los síntomas, este cuadro clínico se perpetúa en el tiempo.

No se imaginan las mujeres la importancia del control del peso; lo importante que es no solo por los eventos cardiacos y metabólicos, también repercute en otras estructuras como es la anatomía pélvica.

Antiguamente, cuando había más partos vaginales, se veía aparentemente más esta condición; pero hoy, a raíz de la prolongación de la vida, se ve muchísimo por la pérdida estrogénica de los tejidos genitales y pélvicos.

Siguiendo una línea de tiempo de cada uno de mis escritos se repite el eje: Nutrición, ejercicio y meditación.

Oxigenemos nuestras células, mantengamos firmes nuestros músculos y sepamos evitar el stress.

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