¿Cambió todo? Pienso que no.
La pandemia lo que ha hecho es estremecernos hasta lo más profundo de nuestros corazones y el alma. Pero ya la historia nos ha demostrado que no es ni la primera vez ni será la última en que la naturaleza nos aterriza.
Diciembre para casi todo el mundo es un mes de sentimientos encontrados, felicidad y nostalgia; con los encerramientos casi obligados y una economía global en transición, nos ha devuelto el significado de lo más importante: El espíritu.
¿Cuál espíritu? El individual, el que nos hace reflexionar las preguntas de la época socrática: ¿Quién soy? ¿Qué hago en esta vida? ¿Para que soy bueno?
El espíritu como familia es un bien preciado, a pesar que muchos están padeciendo enfermedades y dificultades económicas.
El espíritu como sociedad; unos y otros dependemos, nos guste o no, de todos. Hay alguien que lava, trapea, pone ladrillos, otros gobiernan, otros atendemos pacientes y así sucesivamente. Si no hay quien cultive el campo, recoja y distribuya la cosecha, no comemos.
El espíritu político. El ágora cambió y las redes desdibujan el verdadero espíritu de la convivencia humana. Se ha visto salir lo mejor y lo peor de muchos. El espíritu económico, aquel que nos obliga a ser austero pero generosos al mismo tiempo.
En fin, navidad es espiritualmente conmovedor. Y, para los creyentes en Dios es un tiempo de recogimiento y de celebrar un aniversario más del natalicio del salvador de almas. Aquel nuevo Moisés que nos permite dar el paso del desierto al oasis del amor y la vida: Jesús Cristo.
Invito a todos mis pacientes, familiares amigos y a todos aquellos que de alguna manera pudimos ofender, que nos abracemos mínimo 6 segundos para conseguir inmunizarnos contra el virus de la indiferencia.
Navidad con COVID, pero encobijados del afecto y calor humano.
No nos aislemos, simplemente una distancia prudencial física. Lavarnos bien las manos y usar las mascarillas.
Y, si tienes alguna comorbilidad o factor de riesgo para enfermarte tener cuidados en salir y los contactos potenciales contaminantes evitarlos.
¡Feliz Navidad!