El peso “no ideal” es el resultado de una pereza mental y corporal que la mayoría de las veces es involuntario de cada persona y conlleva a un resultado que afecta la calidad de vida y aumenta las posibilidades de estar propenso a diversas enfermedades.
Hoy en día es imposible desligar nuestra historia y todo lo que ella implica para manejar los trastornos del Metabolismo –Dismetabolismo-. Como nos demuestra la Epigenética, somos un 50 % componente genético y el otro 50% la historia propia, familiar y social. Además de ello, los hábitos buenos y hábitos malos son parte del proceso metabólico.
Cuando tenemos un aumento de peso el sentirse mal es una constante, eso se debe a que debemos enviar oxígeno a mayor cantidad de tejidos. La falta de oxígeno genera cansancio, sobrecarga, trastornos en los ciclos menstruales en la mujer y agotamiento en ambos sexos.
“La obesidad nos roba energía “
Propongo tener una historia personal, familiar y social con respecto a los hábitos alimenticios y de ejercicios.
El cuerpo humano está diseñado para moverse, el esqueleto y los músculos son tejidos metabólicamente activos. Sabiendo esto debemos conseguir un relajamiento muscular adecuado, una nutrición oportuna y una actividad armónica con el ecosistema, para prevenir tanto los defectos en el peso y las enfermedades metabólicas. Volver un poco al estilo sano, construyendo nuevos hábitos de alimentación adecuados y rutinas de ejercicios sin caer en la obsesión y el sobreesfuerzo, nos tranquiliza el cuerpo.
El bienestar está ligado a la interacción de todo el organismo y su hábitat. Buscar una mejoría cuerpo, mente y el sistema espiritual nos hace feliz.