En estos dos últimos lustros, ha tomado fuerza el tamizaje de lesiones del feto en el primer trimestre; valiosos aportes de la ecografía y las pruebas con marcadores sanguíneos nos han ayudado a valorar lo que se llama el riesgo materno fetal. ( Nota: tamizaje o tamización: son pruebas que sugieren la posibilidad de tener o no tener una condición anormal, no necesariamente infalible)
Pero es importante resaltar que la gran mayoría de las madres e hijos son sanos; anecdóticamente en estos días una paciente que imperceptiblemente no sabía que estaba embarazada por múltiples razones, llega con más de 17 semanas de gestación y tenía sentimientos de culpa por no haberse hecho el tamizaje de las 13 semanas.
Los médicos debemos bajarle un poco el stress a una prueba de gran valor y muy sencilla en manos expertas de hacer.
La combinación de la TN (Traslucencia nucal), marcadores bioquímicos, edad materna y el hueso nasal pueden ayudarnos a equivocarnos menos sobre todo con la trisomía 21, mucho menos útiles en otras enfermedades congénitas.
La medición del espacio subcutáneo a nivel de la nuca del bebé debe realizarse idealmente entre las 11 y las 13 semanas cumplidas. Con un porcentaje global de falla de casi el 23%, por lo tanto, si la sospecha es muy grande, tendríamos que utilizar pruebas invasivas, amniocentesis u otras pruebas maternas en sangre, costosas y un tanto demoradas para recibir el resultado.
Pero debemos partir del principio que en toda gestante es normal hasta no demostrar que los factores de riesgos sean superiores a los eventos que puedan estar sucediendo.
La tecnología aplicada a la medicina siempre será bienvenida pero la clínica, la experiencia del médico y la actitud emocional de la relación médico paciente (En él incluimos a la familia de la paciente) debe fluir.
Bienvenidos los protocolos, son una herramienta muy útil para el ginecólogo para beneficio de nuestras pacientes.
Bibliografia
Gallo, Manuel Ecografía Fetal 2
Singh, K. y Malhorta N. Ultrasonido en Obstetricia