A quien corresponda:
Apreciadas pacientes, a los amigos, a los familiares y todas las personas del mundo.
En estos tiempos de epidemia universal,prácticamente hemos tenido que hacer un alto en el camino, en todos los sentidos.
Ya es lugar común hablar de cuidarnos y distanciarnos físicamente; lavarnos cada media hora las manos con jabón, taparnos la cara si estamos estornudando o tosiendo. De igual manera, evitar salir de casa salvo en casos puntuales.
#Quedateencasa es una consigna inmunológica.
Pero también estamos escuchando como la salud se nos deteriora con la disparada del cortisol y la disminución de la serotonina y la dopamina que nos puede llevar a unos estados emocionales de ansiedad y depresión. Por supuesto, si llegamos a ese extremo,las defensas se bajan. Nuestra interacción con uno mismo y con los demás se puede volver caótica y en un sin salida.
Todos pronostican un nuevo mundo después del coronavirus. Una nueva era, otra forma de vivir y en fin, muchísimas teorías sociales, psicológicas, un nuevo orden mundial geopolítico y económico. La verdad, nadie sabe cómo va a ser esta “posguerra.”
Lo único que hoy tengo por certeza es que debemos ser más espirituales, respetando el credo de cada uno. En tantos mensajes que he recibido en estos días, hubo uno en particular que me dejó pensando y creo que por ahí va la cosa;” dice así: “Si no puedes salir, ve adentro de ti.”
Hoy quiero hablarle a los más jóvenes que están teniendo sus hijos y a esos pequeños, que este episodio lo verán en sus colegios cuando sean adolescentes, así como a nosotros nos tocó estudiar las posguerras del siglo XX. Para que eso sea posible, tenemos que dejarles un hábitat mejor, esa es la primera y más importante de todas estas enseñanzas.
Nuestros gobernantes y cada uno de nosotros debemos comenzar a pensar en la tierra, en la atmósfera, en el medio ambiente y en el ecosistema vital de convivencia humana para que ellos, nuestros hijos y nietos, tengan una oportunidad de desarrollar sus vidas de forma sana y mejor; que puedan contarles a sus descendientes lo que ha pasado ahora.
Un saludo fraternal a todos. A aquellos que en un momento dado ofendí, les pido perdón. Ruego a Dios que nos proteja y nos ilumine. Solidaridad y misericordia.
“Si no puedes salir, ve adentro de ti”
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